

La final ya está aquí. Tres días de competición desgastan a cualquiera, pero a los niños del Porto y del Barcelona parece que el hecho de llegar a la final del AF7 les ha dado un “chute de adrenalina”, porque no hay forma humana de explicar la intensidad con la que ha arrancado la final del Arousa Fútbol 7 2025.
El tópico dice que “las finales no se juegan, se ganan”; y, nos guste o no, el fútbol es un deporte de tópicos. Y como no: “en los grandes momentos es donde surgen los grandes jugadores”.
La final del AF7 es el momento que muchos jugadores “esperan durante toda la temporada”, para poder decir aquello de “yo gané el AF7”. Y en la salida al campo de los dos finalistas se nota: las miradas perdidas, los rituales, el “entrar con la pierna correcta al césped”, el santiguarse… todos los grandes tópicos del fútbol en su versión reducida de 12 años.
¿Y cómo empieza una final tan tópica? Pues con “un gol tempranero” y poco esperado. Simão Trindade, del FC Porto, se dio cuenta de que si querían hacerse con el premio, no debían dejar pensar al Barcelona. Con un 1-0 en los primeros minutos, ¿qué debía hacer el Porto para ganar esta final? Pues el entrenador lo tenía claro: “la mejor defensa es un buen ataque”. Así continuó intentando contener los ataques del Barcelona, hasta que, en una contra, Simão decidió que no solo quería el título grupal, sino también su propio título particular. Y con un segundo gol no solo daba una gran ventaja al Porto, sino que se ponía líder de la tabla de goleadores.
Con este resultado llegamos al descanso, el “momento de los entrenadores”, el momento en el que se les dice a los jugadores lo que hacen bien… y lo que hace mejor el rival, porque “a estas alturas no hay rival fácil”.
La segunda parte comenzó y la gente esperaba que el Barcelona “le diera la vuelta al marcador”. Pero el Porto salió “con el cuchillo entre los dientes” y decidió que se iba a jugar “a lo que ellos querían”, que nada debía cambiar. Con la cabeza fría, decidieron que “todavía quedaban 20 minutos por delante” y había que “jugar con el resultado”.
El Barcelona siguió intentándolo, querían “hacer lo que saben hacer”, pero el balón “no quiso entrar”. Pasaron los “minutos reglamentarios” y el “pitido final del colegiado” hizo que el trofeo del Arousa Fútbol 7 se fuera, por primera vez en la historia, a las vitrinas del Estadio do Dragão..
Y es que no nos gustan los tópicos pero, al final, “el fútbol es así”.